sábado, 21 de abril de 2012

LECCION 2: LA ORACIÓN MODELO.

LECTURA BIBLICA: MATEO 6:6-15; 7:7-11; LUCAS 11:1-13.
En nuestra lección de hoy vamos a estudiar acerca de la oración por el método de observación. Fijaremos la atención en una PERSONA que llevó una vida de oración constante. También aprenderemos una ORACIÓN MODELO, que pronunció con sus labios, que nos ayudará cuando oremos.
1ª Enseñanza:
Al comenzar su ministerio, el Señor Jesús fue bautizado en el río Jordán. Se nos dice que Jesús estaba orando a Dios el Padre al ser bautizado (Lucas 3:21). Las palabras que dijo en esa oración no están escritas. Pero aprendemos algo muy importante: Antes de predicar un sermón o hacer un milagro, el Señor Jesús oraba. Él, el Hijo de Dios, nos estaba enseñando que todo servicio a Dios debe empezarse con una oración a Dios.
2ª Enseñanza:
Llegó el tiempo de que el Señor Jesús escogió a sus doce discípulos. Esta elección era de mucha importancia. Los discípulos iban a vivir con Él durante sus tres años de ministerio. A ellos les iba a entregar la obra de Dios al final de esos tres años. El Hijo de Dios tenía que saber cuál era la voluntad de su Padre.
Se nos dice que el Señor Jesús “fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios” (Lucas 6:12).
Entonces, aquí tenemos otra enseñanza acerca de la oración que deben anotar en sus cuadernos y contársela a otros.
Para conocer la voluntad de Dios, pasa bastante tiempo a solas con Dios.

3ª Enseñanza:
El Señor Jesús fue con tres de sus discípulos (Pedro, Juan y Jacobo) a un monte. Otra vez el Señor Jesús oró. Aunque Él era Dios desde la eternidad, Él había escogido ser hombre. Como hombre, dependía de su Padre Dios. Para el Señor Jesús, era un gozo orar. Amaba hablar con su Padre. En esta ocasión, mientras oraba, su rostro cambió y sus ropas se hicieron “blancas y resplandecientes” (Lucas 9:29). En el bendito cuerpo del Señor Jesucristo estaba la gloria de Dios Padre. (2ªCorintios 5:19) Aquel día, en el monte, y de una manera muy especial, la gloria de Dios estaba sobre Él. Y la gloria que estaba dentro de Él brilló al exterior.
¿Qué otra enseñanza aprendemos de esto? Nuestra vida es cambiada, y la gloria del Señor nuestro Dios está sobre nosotros cuando pasamos tiempo en oración.
Un día, cuando el Señor Jesús estaba orando, los discípulos se dieron cuenta que ellos mismos no oraban como debía ser. Así que uno de ellos le dijo: “Señor, enséñanos a orar”.
Antes de hacerlo, el Señor Jesús les advirtió: “Cuando oren, no uses vanas repeticiones, como hacen los hipócritas, que piensan que por su palabrería serán oídos” (Mt.6:7). Orar, verdaderamente es conversar con Dios, tan sencillo como un niño conversa con su padre. Él mismo Hijo de Dios nos prohíbe repetir oraciones vacías y sin significado.
De modo que para que tuvieran un modelo para saber cómo hablar con Dios, y qué peticiones hacerle, Jesús les enseñó (y a nosotros también): “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén”.
Es una oración tan corta que fácilmente podemos memorizarla y decirla casi sin pensarla. Es una oración que nos enseña a orar. ¿Qué nos enseña? Que por lo menos debemos incluir seis cosas en nuestras oraciones.
La primera parte de la oración se relaciona con Dios mismo.
1. La verdadera oración se empieza con reverencia y adoración.
Cuando un hijo de Dios habla con su Padre que está en los cielos, debe hablarle con reverencia, honra y amor: “Padre nuestro que estás en los cielos”. A pesar de que no podemos verle, le hablamos con gran respeto. Cuando decimos: “Santificado sea tu nombre” estamos recordando que Dios es perfecto en santidad y, por lo tanto, no ha pecado. Debido a lo que Él es, nos dirigimos a Él con amor y respeto (Juan 17:1,11,25) Debemos inclinarnos en reverencia y adoración antes de pedir cualquier cosa para nuestro provecho.
2. Debemos orar por el futuro.
Va a llegar el día cuando el reino de Dios será establecido aquí en la Tierra. El reino estará formado por todos aquellos que reconocen al Señor Jesucristo como el Hijo de Dios y el Salvador. Cuando oramos: “Venga tu reino”, debemos recordar nuestra responsabilidad de compartir con otros las buenas nuevas de salvación. (Apocalipsis 22:20).
3. Debemos orar para conocer y hacer la voluntad de Dios.
Hay gozo en el cielo porque aquellos que están allí, con amor hacen la voluntad de Dios. Cuando nosotros hacemos la voluntad de Dios aquí en la tierra, también tenemos gran gozo. Si estamos totalmente dispuestos a hacer lo que Dios quiere que hagamos, oraremos: “Hágase tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra”.
Así como la primera parte de la oración está relacionada con Dios, la segunda parte de la oración lo está con nosotros.
4. La oración incluye pedir por las necesidades diarias.
Dependemos de Dios, nuestro amante Padre, para todas las necesidades de la vida: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. Él soluciona nuestras necesidades cuando le pedimos específicamente por ellas. (Mateo 6:33; Filipenses 4:6,7).
5. La oración incluye perdonar a otros y pedir el perdón de nuestros propios pecados.
Aún después de llegar a ser miembros de la familia de Dios, hacemos cosas malas. Cuando oramos debemos confesar estos pecados y pedir perdón. (1ªJuan 1:9) Así como Dios perdona nuestros pecados, debemos perdonar a otros, aún aquellos que nos han ofendido gravemente.
Así que nuestra oración debe ser: “Y perdónanos nuestras deudas (pecados), como también nosotros perdonamos a nuestros deudores (aquellos que nos ofenden)”.
6. Debemos orar porque seamos librados de pecar.
Porque sabemos que tenemos debilidades que nos hacen pecar, debemos clamar a Dios que nos libre de situaciones donde podamos ser vencidos por Satanás. Por eso es que pedimos: “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal (del maligno)”. El Señor Jesús puede detener las fuerzas de maldad y oscuridad y librar a sus hijos de pecar. Él lo hará cuando le pidamos la victoria (1ªCorintios 10:13).
Este modelo de oración fue dado a los discípulos y a los judíos que vivían en esos días. Pero es un modelo igualmente bueno para los cristianos de hoy. Es muy importante orar con fe y con entendimiento. No tenemos que usar las mismas palabras. Debemos evitar las “vanas repeticiones”, es decir, palabras sin entenderlas.
Debemos orar porque:
a) El nombre de Dios sea glorificado.
b) El reino de Dios venga.
c) La voluntad de Dios sea hecha.
Además debemos orar por:
d) Nuestras necesidades.
e) El perdón de los pecados.
f) La victoria sobre la tentación.
Recuerda muy bien que es muy posible que conozcas todos estos aspectos y no sepas orar.
APRENDERÁS A ORAR SOLAMENTE DE UNA MANERA: ORANDO.

Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal;
porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos.
Amén.
Mateo 6:9-13

Y una alabanza para adorar a nuestro Señor:
"Bueno es alabar Oh Señor tu nombre"
BUENO ES ALABAR OH SEÑOR
Bueno es alabar Oh Señor, Tu nombre
Darte gloria, honra y honor, por siempre
Bueno es alabarte Jesús
Y gozarme en Tu poder

Porque grande eres Tú
Grandes son Tus obras
Porque grande eres Tú
Grande es Tu amor
Grande es Tu gloria

Bueno es alabarte señor...
Agradecimientos a LA BIBLIA ILUSTRADA (NUEVO TESTAMENTO) TOMO 9 LA ORACIÓN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario