sábado, 25 de agosto de 2012

OBRA, DRAMATIZACION HISTORIA DE MOISÉS

Obra de teatro o dramatización que prepararé con mi clase de Primarios en el mes Octubre 2012:
HISTORIA DE MOISÉS
1ª Escena: El hogar de Moisés.
Personajes:  -Jocabed (Madre de Moisés)
                        - Amram (Padre de Moisés)
                        -María (Hermana de Moisés)
                        -Aarón (Hermano de Moisés)

Utilería:        -Una mesa
                        -Sillas

Narrador: Esta es la historia de Moisés.
Parece una historia un poco triste, …y la es. Pero al final, es una historia muy interesante.
Primeramente presentaremos la familia de Moisés. Su hermana, María; su hermano Aarón; su madre, Jocabed y su padre.

(La familia reunida en una mesa, por ejemplo: comiendo)

Por muchos años la familia de Moisés vivió en Egipto. Ellos eran israelitas y eran esclavos en Egipto. Fue una vida difícil para ellos; tuvieron que trabajar mucho. Ser esclavos era terrible. Vivían en un cuarto feo y pobre. Muchas veces no tenían qué comer, ni ropa buena para ponerse.
Pero, en la familia de Moisés, eran felices de todos modos, porque estaban juntos, y pudieron sobrevivir a todo con la ayuda de Dios.

(se abrazan. Luego alguien toca la puerta, Jocabed atiende la puerta y vuelve muy triste…y se sienta a la mesa, los demás la escuchan y se ponen tristes también)

Jocabed estaba esperando otro bebé cuando escucharon que el Faraón había declarado que todos los bebés varones, hasta de dos años, tenían que morir. El Faraón tenía miedo de los israelitas porque eran un pueblo muy grande y aumentaban en número rápidamente. Esta noticia puso tristes a todos.

2ª Escena: El nacimiento de Moisés.

Personajes:  -Jocabed
                        -María

Utilería:        -Un muñeco

Narrador: Llegó el día que la madre iba a dar a luz al bebé y fue varón.

(Jocabed tiene en sus brazos su bebé)

La familia de Moisés lo amaba tanto que por varios meses lo escondió en su pequeña casa. No lloraba mucho pero cuando lloraba, los hermanos empezaban a hacer bulla para que los vecinos no se dieran cuenta de su existencia.

Fue un tiempo muy difícil para todos ellos.

Pero sentían de Dios, que tenían que cuidar a este bebé. Que Dios tenía un plan especial para él.

3ª Escena: Moisés es rescatado


Personajes:  -María
                        -Princesa
                        -Doncellas
                        -Jocabed

Utilería:        -Un Canasto/arquilla
                        -Un Muñeco
                        -Juncos

Narrador: Así cuando creció, y tenía unos tres meses, tuvieron que buscar otra solución. A su madre se le ocurrió hacer una canasta, como una arquilla, y puso a su bebé allí. Decidieron ponerlo en el río y simplemente pidieron a Dios que cuidara de su pequeño hijo.

(María pone el canasto en el río y se queda detrás de unos juncos observando)

Cuando pusieron al bebé en el río, todos tenían miedo. Pensaban en todo lo que podría acontecer. Pero los padres mandaron a María su hermana a observarlo de lejos y asegurarse que todo estuviera bien.

Lo hizo por varias horas.

Sus padres, mientras trabajaban, no dejaban de orar por la vida de su hijo.

Después de unas horas, llegó al río alguien importante.

(Llega la princesa con sus doncellas)

María no la conocía, pero por su ropa se notaba que era una princesa. Estaba acompañada de sus siervas. Cuando entró al río para bañarse, vio la canasta. Quizás Moisés estaba llorando y por eso la princesa se dio cuenta. Ella abrió la canasta y sacó al hermanito de María. ¡Qué miedo tenía ella! Pero la princesa estaba riéndose y comenzó a abrazar al bebé.

María no sabía qué hacer. Pero ella hizo algo muy sabio. Salió de donde estuvo observando y se acercó a la princesa. Le preguntó, "¿Es su bebé?" La princesa le dijo, "No es mi bebé, pero creo que Dios me ha dado este bebé, entonces voy a adoptarlo como mi propio hijo".
Al escuchar estas palabras María dijo, "A lo mejor va necesitar ayuda con el bebé porque todavía necesita ser amamantado. Yo conozco a una mujer que tiene leche y ella podría ayudarle con el cuidado del niño".
La princesa estuvo de acuerdo con las palabras de María.

(María va a buscar a su madre y la trae ante la princesa)

MARÍA corrió a la casa para decir a su madre todo lo que había pasado…

La llevó donde la princesa y ella le dijo, "Necesito alguien que pueda cuidar a este bebé. Cuando sea un poco mayor, él vivirá en la casa del Faraón, mi padre. Allí aprenderá de los mejores maestros. Él será un príncipe de Egipto. Entonces, mientras es pequeño, usted estará cuidándole. Tendrán mi protección. Nadie podrá hacer daño a este bebé que salvé de las aguas". Y le puso por nombre “Moisés”.

(Jocabed toma en brazos a Moisés y se quedan así hasta que termina la narración)

Así fue que Moisés volvió a la casa de sus padres y vivió con ellos por unos años.
Aprendió muchas cosas de ellos. Aprendió a amar al Dios de sus antepasados, el Dios Todopoderoso. Luego, cuando tuvo 5 años, fue a vivir en el palacio y comenzó a aprender de los grandes maestros de Egipto.

Dios siempre tuvo un gran plan para la vida de Moisés.
La protección de Dios siempre estuvo con él.
Al igual que para Moisés, Dios tiene un plan para nosotros.
Aunque las cosas parezcan difíciles a veces, Dios siempre está trabajando en nosotros para bien.
La Biblia dice “Sabemos, que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28)

(Se cierra el telón, se abre nuevamente y los personajes salen para hacer la reverencia)

F i n
* Adaptación de Obra Historia de Moisés publicada en Lecciones EL PACTO CON DIOS Derechos reservados: Margaret E. Swenson.

sábado, 26 de mayo de 2012

LECCION 4: LA ORACIÓN

UN REPASO DE LA LECCION ANTERIOR…
La clase pasada conocimos la historia llamada “La viuda insistente”, esta mujer se acercó en tres oportunidades a pedirle al juez que la librara de su enemigo, en todas estas oportunidades su caso no fue escuchado por este juez, que era malo, no temía a Dios ni al hombre. Pero en la tercera oportunidad, este juez ya no soportó más la insistencia de esta mujer y porque era tan molesta para él, le hizo justicia, escuchó su caso y le solucionó su problema.
Esta historia que el Señor Jesús contó a sus discípulos nos enseña a insistir en la oración, no desmayar en nuestra súplica por nuestra necesidad.
En este periodo mientras esperamos su respuesta, debemos buscar su voluntad y creer que Dios sabe lo que es mejor para nosotros y el momento justo para dárnoslo.

La lección:
Nuestro Dios no es como otros dioses. No es como los ídolos de oro, plata, madera o piedra. Él no es como el dios sol, la diosa luna o cualquier otro tipo de dios.
Realmente es Dios quien ha creado todas estas cosas que algunas personas adoran como dioses. Nuestro Dios es el Creador de todo.
Hizo los profundos océanos, las altas montañas, los grandes árboles y los fuertes animales.
Pero también hizo cosas pequeñas. (Vea Job 36:27; Sal. 147:16) Hizo cada gota de agua, cada copo de nieve, cada grano de arena y el insecto más pequeño. Él ha hecho el pasto, las flores y las aves. Pero lo más maravilloso de todo es, que te hizo a ti y a mí.

De todo lo que Dios ha hecho sobre la faz de la Tierra a quien más ama es a la gente.
Es muy difícil para nosotros poder imaginarnos que Alguien tan grande, tan sabio y tan bueno como Dios pueda preocuparse por nosotros y amarnos tanto. Pero así es. Debido a que nos ama tanto, también desea conversar con nosotros por medio de su Palabra, la Biblia. Y desea que nosotros conversemos con Él. Conversar con Dios es orar.

Las personas de diferentes partes del mundo tienen variadas ideas acerca de lo que realmente es la oración. Para algunos, el nombre de Dios es como un amuleto mágico contra el mal. Creen que si simplemente pronuncian el nombre de Dios estarán a salvo de todo daño. En ciertas partes del mundo, hay personas que creen que cada vez que mencionan el nombre de Dios pronuncian una oración. De manera que repiten su nombre una y mil veces desde la mañana hasta la noche.

Otras personas al orar usan una serie de cuentas (semillas, perlas, etc.) unidas entre sí por medio de un cordón. Van tocando una a una de las cuentas conforme repiten una oración o el nombre de su dios; de esta manera llevan el control de sus oraciones. Estas series pueden tener de cincuenta a cien cuentas.

Cuando tantas personas tienen ideas tan diferentes acerca de la oración, ¿cómo podemos saber ciertamente lo que realmente es la oración?
¿Cómo podemos responder preguntas como éstas?:
-¿Cuál es la mejor hora para orar?
-¿Cuál es el mejor lugar para orar?
-¿Cuáles son las reglas de la oración?
-¿Por quién debemos orar?

La Biblia nos da las respuestas. Y debido a que es la Palabra de Dios, estas respuestas son correctas. Veamos lo que tiene que decir acerca de la oración.

1. ¿Cuál es la mejor hora para orar?
Sin responder directamente la pregunta, el Señor Jesús nos mostró con su ejemplo cuándo debemos orar.
Se nos dice que “Él fue al monte a orar, y continuó toda la noche orando a Dios” (Lc. 6:12). Tenía que estar seguro de la voluntad de Dios porque el día siguiente iba a escoger a sus doce discípulos. En la quietud de la noche, conversó con su Padre. La noche es una buena hora para orar.
En otro pasaje leemos: “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Mr.1:35). En la oscuridad, el Señor Jesús se encaminó hacia un lugar tranquilo donde con la primera luz de la aurora, pudiera conversar a solas con Dios. Aquel iba a ser un día sumamente ocupado y agotador. Por esa misma razón, sin duda, se levantó tan temprano. Iba a necesitar la fuerza y sabiduría que Dios podía darle a esas horas en respuesta a su oración. (Vea Is. 40:28-31).

En otra ocasión se dice: “Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar” (Mr. 6:46). ¿Qué hora era? Era la tarde del día. Había sido un día muy lleno de actividades. Hubo noticias tristes. (Juan el Bautista, un amigo de Jesús, había sido asesinado por el rey Herodes). Él y sus discípulos habían cruzado el lago en un bote. Había pasado casi todo el día enseñando a miles de personas. Luego había realizado un milagro glorioso: alimentó a cinco mil hombres (además de las mujeres y niños), usando el almuerzo de un muchachito. Había sido un día muy agotador. (Vea Mr.6:14-46) Pero el Hijo de Dios terminó el día orando a su Padre.

Cierta persona que vivió cientos de años antes que el Señor Jesús, escribió en la Palabra de Dios: “Tarde y mañana y a medio día oraré…” (Sal. 55:17). Y el mandato para nosotros es: “Orad sin cesar” (1ª Tes.5:17).

¿Cuál es la mejor hora para orar? Cualquier hora del día o de la noche. (Vea Sal.139:1-12) Dios nunca está demasiado ocupado para escuchar a sus hijos. Y, debido a que Dios es tan grande y poderoso, puede oír al mismo tiempo las oraciones de todos sus hijos.

2. ¿Cuál es el mejor lugar para orar?

Nuestro Dios – el Dios vivo y verdadero – está en todas partes a la vez. (Vea Sal. 139; Pr.15:3) No hay ningún lugar donde Dios no pueda oírte, y te oirá si tu corazón es aceptable ante Él (limpio de pecado). Puedes orar donde quiera que te encuentres.
El publicano oró en el templo. Ciertamente podemos orar en el templo o en cualquier otro lugar, no importa que estemos rodeados de personas.
El Señor Jesús oró a solas en el monte. A veces es importante que nos apartemos de otras personas cuando oramos.
Cuando Jesús instruyó a sus discípulos acerca de la oración, empezó diciendo: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Vea Mt.6:6).

Es necesario escoger un lugar especial y tranquilo donde puedas hablar a solas con Dios a ciertas horas todos los días. ¿Tienes un lugar?

En las lecciones anteriores de esta serie, hemos señalado entre otras cosas, que cuando oramos debemos: adorar a Dios; pedir la voluntad de Dios; confesar nuestros pecados; orar con un corazón perdonador. Agreguemos ahora unas reglas más para la oración. (Espero que incluyan estas reglas en su cuaderno).

3. Reglas para la oración.

(a)    Debemos orar con fe. (Vea Mt.21:22; 1ª Juan 5:14,15).
Debemos creerle a Dios y confiar en Él sabiendo que su respuesta (ya sea “sí”, “no”, o “espera”) es la mejor.

Un joven recién convertido estaba haciendo su primera oración en público. Cuando terminó no sabía cómo cerrar su oración. Entonces, levantando sus manos, terminó diciendo: “Esperamos oír pronto tu respuesta”. Mostró que estaba orando con fe.
(b)   Debemos orar en el nombre de Jesús (Jn.14:13,14).
Orar en el nombre de Jesús, significa que estamos en la presencia de Dios como consecuencia de lo que Jesús ha hecho por nosotros – no porque seamos buenos. Nuestros pecados han sido lavados con la preciosa sangre de Jesús y hemos sido vestidos de la justicia de Dios.

(c)    Debemos orar con alabanza y agradecimiento. (Fil.4:6)
La oración no es simplemente para pedir y pedir. Hay que dedicar tiempo para adorar a Dios, agradeciéndole lo que Él es y todo lo que Él ha hecho.

Y ahora la última pregunta:

4. ¿Por quién debemos orar?





Para que siempre recordemos por quién orar, usemos los dedos de la mano:
(a)    “El pulgar”, que está más cerca al cuerpo, representa a aquellos seres cercanos y queridos de nosotros, nuestra familia: papá, mamá, abuelos, amigos íntimos, gente con la que nos vemos día tras día. Oremos por ellos.
(b)   El segundo dedo, “índice”, es el que nos recuerda orar por aquellos que señalan la cruz de Cristo y enseñan el camino de la salvación: pastores, maestros de escuela dominical, evangelistas, misioneros.
(c)    El tercer dedo, “medio”, nos recuerda aquellos que tienen autoridad: el presidente de la república, los dirigentes de nuestro país (ministros, senadores, diputados, alcalde, etc.) Dios nos ha mandado que oremos por ellos (1ª Tim.2:2).
(d)   El cuarto dedo, “anular”, considerado el más débil, nos recuerda a aquellos que están enfermos, o pobres o en problemas, dificultades.
(e)   El quinto dedo, “meñique”, nos recuerda orar por nosotros mismos.
Satanás, el enemigo de Dios y de nosotros no quiere que oremos. Él no quiere que tú creas en Dios. ¡No caigas en sus engaños! Aparta un tiempo para orar todos los días. Haz del caminar y conversar con Dios una parte de tu vida. (Sal.37:3-7).

APRENDE DE MEMORIA:
“Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones…” 1ª Pedro 3:12.

COROS:
VAMOS A ALABAR A JEHOVA CON PANDEROS Y ARPAS
HAY MILLONES DE NIÑOS
JEHOVÁ REINA
EL AMOR DE DIOS ES MARAVILLOSO
DIOS CONTESTA LA ORACION
DEMOS GRACIAS AL SEÑOR
ALABARÉ
TE ALABARÉ

AGRADECIMIENTOS: LA BIBLIA ILUSTRADA (NUEVO TESTAMENTO) TOMO 9 LA ORACIÓN.

sábado, 19 de mayo de 2012

LECCION 3 (Segunda parte): LA MUJER VIUDA INSISTENTE.

TEMA: LA ORACION
LECCION 3 (Segunda parte): LA MUJER VIUDA INSISTENTE.
LECTURA BIBLICA: LUCAS 11:5-13; Mateo 7:7-11; Lucas 18:1-8

UN REPASO DE LA LECCION ANTERIOR…
La clase pasada conocimos la historia del amigo insistente, que recibiendo un amigo en su casa que venía de lejos, no tenía nada de comer para ofrecerle, y no encontrando donde comprar pan por lo avanzado de la noche, acudió a un vecino amigo suyo para pedirle que le diera pan.

Sin embargo era tan tarde que el vecino no se quería levantar, pero el amigo insistía e insistía en que le abriera la puerta y su amigo no le quedó otra alternativa que levantarse y darle el pan.

Esta historia nos enseña la perseverancia en la oración, también nos enseña a cultivar la paciencia y mirar nuestro corazón, examinar nuestra vida para saber si lo que estamos pidiendo será para honrar a Dios o será para nuestro propio orgullo personal (lo cual no le agrada a Dios).
Dios desea que sus hijos se acerquen a Él una y otra vez, por medio de la oración.

Él quiere que le pidamos insistentemente las cosas que necesitamos y deseamos, aquellas cosas que serán para la gloria de Dios.

Él sabe lo que es mejor para nosotros y nos lo dará a su tiempo, si insistimos en pedirle.

Esta historia la contó Jesús para enseñar a sus discípulos sobre la oración. Pero también esta enseñanza es para nosotros.

Otro día, el Señor Jesús les contó a sus discípulos otra historia para recordarles la importancia de orar sin cesar. Esta es la historia:


Había una vez una mujer que tenía un gran problema. Su esposo había muerto, y un hombre perverso estaba tratando de hacerle daño.

Si mi esposo estuviera vivo”, pensaba ella, “me protegería y me salvaría de este hombre tan malvado. Tengo tanto miedo de él. ¿Qué puedo hacer? ¿Quién puede ayudarme?”

Entonces tuvo una idea. “Iré a ver al juez de la ciudad. A él le contaré de esta persona que quiere hacerme daño. Él hará algo para protegerme de este hombre tan malo”.

En aquellos días comúnmente el juez se sentaba a la puerta de entrada a la ciudad y cualquier persona podía acercarse a él pidiendo justicia.

Mientras la atemorizada viuda iba rápidamente por la calle, miraba de un lado a otro para estar segura que su enemigo, esa persona tan mala,  no la estaba siguiendo.

Su corazón palpitaba rápidamente mientras se acercaba al juez. “Él me ayudará”, pensaba.


Le contó acerca de su enemigo y le suplicó:
-Por favor, le ruego que me ayude.
El juez le respondió sin ninguna amabilidad, diciéndole que él nada podía hacer y la despidió.
La mujer regresó a su casa muy preocupada. Todavía tenía miedo. Sabía que no estaba a salvo de su enemigo. “Debo buscar protección”, se dijo: “Volveré al juez. Quizás haya cambiado de opinión”.
De nuevo llegó la mujer delante del juez, y otra vez le rogó que la ayudara.
El juez exclamó: -¡Vete!, ya te he dicho que no puedo ayudarte.

Nuevamente la mujer regresó a su casa. Pero no estaba dispuesta a dejarse vencer. Y otra vez, valientemente, regresó al juez y le rogó que la ayudara.
Al fin, el juez no pudo soportarla más: -¡Esta bien. Está bien! –gritó el hombre. “Es verdad que no le temo a Dios ni al hombre. Pero esta mujer me molesta. Es tan molesta que le haré justicia antes que se agote mi paciencia al venir una y otra vez a verme”, dijo dentro de sí.
Jesús terminó su historia diciendo: “Han oído lo que el juez malo dijo. ¿Creen que Dios, en su paciencia, no hará justicia a su pueblo que le ruega día y noche? Sí, Él responderá. Pero la pregunta es ésta: Cuando venga el Hijo de Dios ¿encontrará hombres en la tierra que crean en Él? (¿O dejarán de creer cuando se demore la respuesta a sus oraciones?)”
Posiblemente cada vez que los discípulos pensaron en esa historia han de haber recordado lo que el Señor Jesús dijo cuando la empezó: “Los hombres deben orar siempre y no desmayar (no detenerse hasta recibir una respuesta)” (Lc. 18:1)
El Señor Jesús contó estas dos historias (la del amigo insistente y la de la viuda insistente), para que recordáramos esta importante verdad:
Debemos orar con insistencia –orar creyendo que Dios responderá. Al persistir en la oración debemos buscar su voluntad y creer, aunque nos lleve bastante tiempo para recibir la respuesta. Dios sabe lo que es mejor para ti y el momento adecuado para dártelo.

APRENDE DE MEMORIA:
“Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones…” 1ª Pedro 3:12.


AGRADECIMIENTOS: LA BIBLIA ILUSTRADA (NUEVO TESTAMENTO) TOMO 9 LA ORACIÓN. VIDEO DANILO MONTERO “TE ALABARÉ”

sábado, 28 de abril de 2012

LECCION 3 (Primera parte): EL AMIGO INSISTENTE.

LECCION 3 (Primera parte): EL AMIGO INSISTENTE.
LECTURA BIBLICA: LUCAS 11:5-13; Mateo 7:7-11; Lucas 18:1-8

UN REPASO DE LAS LECCIONES ANTERIORES…
¿Qué es la oración? (Es conversar con Dios)
¿A quién debemos orar? (Al Dios eterno y verdadero)
¿Quién puede orar? (Cualquier persona puede orar a Dios pidiendo perdón por sus pecados)
(Solamente los hijos de Dios pueden realmente llamar a Dios “Padre celestial” y pueden orar acerca de cualquier cosa)
¿Por qué cosas deben orar los hijos de Dios?
(a)    Porque el nombre de Dios sea glorificado.
(b)   Porque el Reino de Dios venga pronto.
(c)    Porque la voluntad de Dios sea hecha en la Tierra así como en el Cielo.
(d)   Por nuestras necesidades.
(e)   Por perdón.
(f)     Por victoria sobre la tentación.

La historia de la semana pasada era sobre la oración que Jesús les enseñó a sus discípulos (El Padre Nuestro).
Inmediatamente después de enseñarles la manera en que debían orar, el Señor Jesús les enseñó un aspecto muy importante acerca de la oración; y se los enseñó mediante esta historia:
¡Tan, tan, tan! En la oscuridad de la noche, el dueño de la casa escuchó los golpes de alguien que llamaba a su puerta. ¡Tenía tanto sueño! No quería levantarse de la cama. Cerró los ojos y trató de dormir otra vez.
¡Tan, tan, tan! Otra vez llamaron con más fuerza. “¿Quién será? ¿Por qué tocarán la puerta a estas horas de la noche? ¡Medianoche! Todo el mundo está durmiendo”. El padre estaba en silencio. Todos su hijos dormían. No quería despertarlos. “Ojalá se vaya luego, para poder dormir otra vez”, pensó el padre.
En ese momento tocaron más fuerte que antes. Oyó la voz de su vecino: “Amigo, ¿tienes tres panes que me prestes?”
“Cómo no se calla -pensó el padre- va despertar a mis hijos. ¿Por qué tiene que pedir pan a esta hora?”
Su vecino llamó otra vez: -Un amigo mío acaba de llegar a mi casa. Tiene hambre y yo no tengo nada que ofrecerle. Por favor, ¿no quieres ayudarme?
Ni aún así el padre quería abrir la puerta. “Ojalá que se vaya a su casa o que vaya a pedirle a otra persona, quiero dormir”. Luego dijo enojado: -¡No me molestes. No ves que la puerta ya está cerrada.
Mis hijos y yo estamos acostados. No puedo ayudarte!

Se dio vuelta al otro lado de la cama y se dispuso a dormir.

Pero no pudo dormir, su vecino no se iba. Siguió tocando la puerta una y otra vez. “¿Por qué seguirá golpeando la puerta?” Se preguntaba el padre. ¿Qué está esperando? ¿No se da nunca por vencido?

Por fin el padre, sin poder soportarlo más, se levanto en silencio, encendió una lámpara, caminó de puntillas hacia la cocina, sacó tres panes y le abrió la puerta.
...Su amigo todavía seguía esperando. Rápidamente le dio el pan.
¡Gracias, gracias, muchas gracias, amigo! Exclamó el vecino.
Ahora el padre podía volver a la cama y dormirse…

Cuando el Señor Jesús terminó de contarles esta historia a sus discípulos, les explicó: “De la misma manera sucede con la oración. Si son insistentes en pedir, recibirán. Si son insistentes en buscar, hallarán. Si son insistentes en llamar, la puerta se abrirá. Porque el que pide, siempre recibe; y el que busca, siempre encuentra; y se le abre la puerta al hombre que llama”.

¿Qué quiso decir el Señor Jesús?

Quiso decir que si bien la oración es algo tan sencillo, quizá pensemos que todo lo que tenemos que hacer es pedirle a Dios cualquier cosa  y que inmediatamente Él nos la dará.
Debido a eso quizá pedimos cosas que no son buenas para nosotros. O, quizás después de recibir lo que hemos pedido nos damos cuenta que no lo queríamos.

Así que al pedirle a Dios en oración aquello que deseamos, debemos pedirlo repetidamente.
En nuestro constante pedir, empezaremos a buscar aquello que es Su voluntad. Miraremos a nuestro corazón para estar seguros de que lo que estamos pidiendo será para la gloria de Dios. Su demora o tardanza en darnos lo que pedimos nos puede llevar a darnos cuenta que lo que estamos pidiendo puede ser malo para nosotros o nos transformaría en una persona orgullosa. Y el orgullo no le agrada a Dios, es pecado. Y debemos confesar nuestro pecado al orar.

Cuando pedimos, buscando la voluntad de Dios, podemos estar seguros que Él va a satisfacer toda necesidad.

Después de contar la historia del amigo insistente, Jesús agregó: “¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan?” Los hombres de seguro pensaron: “Por supuesto que no. Nunca engañaría a mi hijo dándole una piedra si me está pidiendo pan?
Jesús continuó: “¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente?” Los padres sabían la respuesta a esa pregunta. “¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?”
¡Por supuesto que no!

Entonces –explicó Jesús- Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del cielo dará buenas cosas a aquellos que se lo pidan".

Dios, nuestro Padre Celestial, no es como el padre que no quería que su vecino lo molestara.
Dios desea que sus hijos se acerquen a Él una y otra vez, por medio de la oración.
Él quiere que le pidamos insistentemente las cosas que necesitamos y deseamos, aquellas cosas que serán para la gloria de Dios.
Él sabe lo que es mejor para nosotros y nos lo dará a su tiempo, si insistimos en pedirle.

Disfruta de este video:


APRENDE DE MEMORIA:
“Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones…”
1ª Pedro 3:12.

Agradecimientos a LA BIBLIA ILUSTRADA (NUEVO TESTAMENTO) TOMO 9 LA ORACIÓN.
video Parábola del amigo insistente. J L Olguín M

sábado, 21 de abril de 2012

LECCION 2: LA ORACIÓN MODELO.

LECTURA BIBLICA: MATEO 6:6-15; 7:7-11; LUCAS 11:1-13.
En nuestra lección de hoy vamos a estudiar acerca de la oración por el método de observación. Fijaremos la atención en una PERSONA que llevó una vida de oración constante. También aprenderemos una ORACIÓN MODELO, que pronunció con sus labios, que nos ayudará cuando oremos.
1ª Enseñanza:
Al comenzar su ministerio, el Señor Jesús fue bautizado en el río Jordán. Se nos dice que Jesús estaba orando a Dios el Padre al ser bautizado (Lucas 3:21). Las palabras que dijo en esa oración no están escritas. Pero aprendemos algo muy importante: Antes de predicar un sermón o hacer un milagro, el Señor Jesús oraba. Él, el Hijo de Dios, nos estaba enseñando que todo servicio a Dios debe empezarse con una oración a Dios.
2ª Enseñanza:
Llegó el tiempo de que el Señor Jesús escogió a sus doce discípulos. Esta elección era de mucha importancia. Los discípulos iban a vivir con Él durante sus tres años de ministerio. A ellos les iba a entregar la obra de Dios al final de esos tres años. El Hijo de Dios tenía que saber cuál era la voluntad de su Padre.
Se nos dice que el Señor Jesús “fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios” (Lucas 6:12).
Entonces, aquí tenemos otra enseñanza acerca de la oración que deben anotar en sus cuadernos y contársela a otros.
Para conocer la voluntad de Dios, pasa bastante tiempo a solas con Dios.

3ª Enseñanza:
El Señor Jesús fue con tres de sus discípulos (Pedro, Juan y Jacobo) a un monte. Otra vez el Señor Jesús oró. Aunque Él era Dios desde la eternidad, Él había escogido ser hombre. Como hombre, dependía de su Padre Dios. Para el Señor Jesús, era un gozo orar. Amaba hablar con su Padre. En esta ocasión, mientras oraba, su rostro cambió y sus ropas se hicieron “blancas y resplandecientes” (Lucas 9:29). En el bendito cuerpo del Señor Jesucristo estaba la gloria de Dios Padre. (2ªCorintios 5:19) Aquel día, en el monte, y de una manera muy especial, la gloria de Dios estaba sobre Él. Y la gloria que estaba dentro de Él brilló al exterior.
¿Qué otra enseñanza aprendemos de esto? Nuestra vida es cambiada, y la gloria del Señor nuestro Dios está sobre nosotros cuando pasamos tiempo en oración.
Un día, cuando el Señor Jesús estaba orando, los discípulos se dieron cuenta que ellos mismos no oraban como debía ser. Así que uno de ellos le dijo: “Señor, enséñanos a orar”.
Antes de hacerlo, el Señor Jesús les advirtió: “Cuando oren, no uses vanas repeticiones, como hacen los hipócritas, que piensan que por su palabrería serán oídos” (Mt.6:7). Orar, verdaderamente es conversar con Dios, tan sencillo como un niño conversa con su padre. Él mismo Hijo de Dios nos prohíbe repetir oraciones vacías y sin significado.
De modo que para que tuvieran un modelo para saber cómo hablar con Dios, y qué peticiones hacerle, Jesús les enseñó (y a nosotros también): “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén”.
Es una oración tan corta que fácilmente podemos memorizarla y decirla casi sin pensarla. Es una oración que nos enseña a orar. ¿Qué nos enseña? Que por lo menos debemos incluir seis cosas en nuestras oraciones.
La primera parte de la oración se relaciona con Dios mismo.
1. La verdadera oración se empieza con reverencia y adoración.
Cuando un hijo de Dios habla con su Padre que está en los cielos, debe hablarle con reverencia, honra y amor: “Padre nuestro que estás en los cielos”. A pesar de que no podemos verle, le hablamos con gran respeto. Cuando decimos: “Santificado sea tu nombre” estamos recordando que Dios es perfecto en santidad y, por lo tanto, no ha pecado. Debido a lo que Él es, nos dirigimos a Él con amor y respeto (Juan 17:1,11,25) Debemos inclinarnos en reverencia y adoración antes de pedir cualquier cosa para nuestro provecho.
2. Debemos orar por el futuro.
Va a llegar el día cuando el reino de Dios será establecido aquí en la Tierra. El reino estará formado por todos aquellos que reconocen al Señor Jesucristo como el Hijo de Dios y el Salvador. Cuando oramos: “Venga tu reino”, debemos recordar nuestra responsabilidad de compartir con otros las buenas nuevas de salvación. (Apocalipsis 22:20).
3. Debemos orar para conocer y hacer la voluntad de Dios.
Hay gozo en el cielo porque aquellos que están allí, con amor hacen la voluntad de Dios. Cuando nosotros hacemos la voluntad de Dios aquí en la tierra, también tenemos gran gozo. Si estamos totalmente dispuestos a hacer lo que Dios quiere que hagamos, oraremos: “Hágase tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra”.
Así como la primera parte de la oración está relacionada con Dios, la segunda parte de la oración lo está con nosotros.
4. La oración incluye pedir por las necesidades diarias.
Dependemos de Dios, nuestro amante Padre, para todas las necesidades de la vida: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. Él soluciona nuestras necesidades cuando le pedimos específicamente por ellas. (Mateo 6:33; Filipenses 4:6,7).
5. La oración incluye perdonar a otros y pedir el perdón de nuestros propios pecados.
Aún después de llegar a ser miembros de la familia de Dios, hacemos cosas malas. Cuando oramos debemos confesar estos pecados y pedir perdón. (1ªJuan 1:9) Así como Dios perdona nuestros pecados, debemos perdonar a otros, aún aquellos que nos han ofendido gravemente.
Así que nuestra oración debe ser: “Y perdónanos nuestras deudas (pecados), como también nosotros perdonamos a nuestros deudores (aquellos que nos ofenden)”.
6. Debemos orar porque seamos librados de pecar.
Porque sabemos que tenemos debilidades que nos hacen pecar, debemos clamar a Dios que nos libre de situaciones donde podamos ser vencidos por Satanás. Por eso es que pedimos: “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal (del maligno)”. El Señor Jesús puede detener las fuerzas de maldad y oscuridad y librar a sus hijos de pecar. Él lo hará cuando le pidamos la victoria (1ªCorintios 10:13).
Este modelo de oración fue dado a los discípulos y a los judíos que vivían en esos días. Pero es un modelo igualmente bueno para los cristianos de hoy. Es muy importante orar con fe y con entendimiento. No tenemos que usar las mismas palabras. Debemos evitar las “vanas repeticiones”, es decir, palabras sin entenderlas.
Debemos orar porque:
a) El nombre de Dios sea glorificado.
b) El reino de Dios venga.
c) La voluntad de Dios sea hecha.
Además debemos orar por:
d) Nuestras necesidades.
e) El perdón de los pecados.
f) La victoria sobre la tentación.
Recuerda muy bien que es muy posible que conozcas todos estos aspectos y no sepas orar.
APRENDERÁS A ORAR SOLAMENTE DE UNA MANERA: ORANDO.

Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal;
porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos.
Amén.
Mateo 6:9-13

Y una alabanza para adorar a nuestro Señor:
"Bueno es alabar Oh Señor tu nombre"
BUENO ES ALABAR OH SEÑOR
Bueno es alabar Oh Señor, Tu nombre
Darte gloria, honra y honor, por siempre
Bueno es alabarte Jesús
Y gozarme en Tu poder

Porque grande eres Tú
Grandes son Tus obras
Porque grande eres Tú
Grande es Tu amor
Grande es Tu gloria

Bueno es alabarte señor...
Agradecimientos a LA BIBLIA ILUSTRADA (NUEVO TESTAMENTO) TOMO 9 LA ORACIÓN.